Tal como la miel está producida por una comunidad de abejas, los apicultores también trabajan como una comunidad en red, donde cada uno tiene su centro de acopio en una zona rural cerca de los bosques y coloca diferentes colmenas en diferentes predios del mismo sector de Chiloé para aprovechar el radio de vuelo de las abejas y así, darle acceso a más bosque nativo y el polen que producen sus árboles.
Esta red se genera a través de acuerdos basados en un sistema de trueque, donde el apicultor acuerda con el dueño del terreno la instalación de la colmena en su campo a cambio de una cantidad de la miel que la colmena produzca.
De esta manera, la miel proviene desde diferentes colmenas, pero que a la vez están unidas como comunidad para obtener como resultado un producto puro y sano que llega al consumidor final.
Gentileza de Tristan Barrington Photography
Con este sistema colaborativo se generan múltiples efectos positivos. Por un lado, la salud de la flora nativa es mantenida y fortalecida con la presencia de las abejas y la constante polinización. Se genera una economía circular colaborativa entre apicultores y diferentes campos. Finalmente se beneficia la salud del consumidor al entregarle un producto sano, rico y natural.
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